Artistas

SFHIR

Algunos currículum parecen forjarse en torno a condecoraciones académicas, no es el caso de Sfhir. Fascinado por el dibujo desde niño, sus inicios en el graffiti se remontan a 1995, cuando con catorce años es expulsado del instituto por ser descubierto pintando con spray. De vuelta a las aulas, su profesor de arte le impone una paradójica sanción: le insta a que repita la obra, esta vez en el muro del instituto y con la aprobación del centro.

La mística de lo prohibido y el arte como vehículo de expresión libre serán las únicas pautas que le guiarán para canalizar sus inquietudes. Hacer un esquema sinóptico de su obra resulta prácticamente imposible.

Fernando Sánchez Dragó la ha definido su producción como llamativa, ácida e hiperrealista, de estética discutible como todo y generadora de polémica.

Sfhir es grafitero, artista urbano, muralista, tridimensionalista, experimentalista y muchos ismos más. En sus obras combina el grafiti con herramientas variadas como aerógrafos, pistolas, pinceles o rodillos. La exploración artística es la clave de su evolución, lejos de encorsetarse en etiquetas artísticas concretas cada nuevo proyecto es una ruptura y un nuevo aprendizaje. Tiene obras realizadas exclusivamente en bolígrafo sobre papel (Boligraff), así como otras técnicas mixtas y fuego sobre madera (Más madera, Ánimas...) o ilustraciones efímeras realizadas con punteros láser que se desvanecen, agónicas, a la vez que se están creando en un juego literario (Lumen) son solo algunos ejemplos de la diversidad que abarca la obra de Sfhir.

Ha realizado el cortometraje Brut Nature como guionista e ilustrador.Su última colección, Humanimals, una reinterpretación posmoderna de los bestiarios, ha sido expuesta en la Galería Modus Operandi como embajadora de la vanguardia Nanaísta así como en la Casa de Subastas Durán.En una búsqueda continua ha experimentado con multitud de técnicas, cincelando cada detalle de un modo laborioso, casi obsesivo, para lograr el más crudo hiperrealismo. Diseccionar la realidad y plasmarla de un modo gráfico, sobrecogedor, a través de un filtro ácido y, en ocasiones, sangrante. Temáticas variadas y un elemento común en todas sus obras: las realidades inquietantes.Una frase escrita en un tren neoyorquino le dejó marcado para siempre: "Solo sé que no puedo parar".

Algunos currículum parecen forjarse en torno a condecoraciones académicas, no es el caso de Sfhir. Fascinado por el dibujo desde niño, sus inicios en el graffiti se remontan a 1995, cuando con catorce años es expulsado del instituto por ser descubierto pintando con spray. De vuelta a las aulas, su profesor de arte le impone una paradójica sanción: le insta a que repita la obra, esta vez en el muro del instituto y con la aprobación del centro.

La mística de lo prohibido y el arte como vehículo de expresión libre serán las únicas pautas que le guiarán para canalizar sus inquietudes. Hacer un esquema sinóptico de su obra resulta prácticamente imposible.

Fernando Sánchez Dragó la ha definido su producción como llamativa, ácida e hiperrealista, de estética discutible como todo y generadora de polémica.

Sfhir es grafitero, artista urbano, muralista, tridimensionalista, experimentalista y muchos ismos más. En sus obras combina el grafiti con herramientas variadas como aerógrafos, pistolas, pinceles o rodillos. La exploración artística es la clave de su evolución, lejos de encorsetarse en etiquetas artísticas concretas cada nuevo proyecto es una ruptura y un nuevo aprendizaje. Tiene obras realizadas exclusivamente en bolígrafo sobre papel (Boligraff), así como otras técnicas mixtas y fuego sobre madera (Más madera, Ánimas...) o ilustraciones efímeras realizadas con punteros láser que se desvanecen, agónicas, a la vez que se están creando en un juego literario (Lumen) son solo algunos ejemplos de la diversidad que abarca la obra de Sfhir.

Ha realizado el cortometraje Brut Nature como guionista e ilustrador.Su última colección, Humanimals, una reinterpretación posmoderna de los bestiarios, ha sido expuesta en la Galería Modus Operandi como embajadora de la vanguardia Nanaísta así como en la Casa de Subastas Durán.En una búsqueda continua ha experimentado con multitud de técnicas, cincelando cada detalle de un modo laborioso, casi obsesivo, para lograr el más crudo hiperrealismo. Diseccionar la realidad y plasmarla de un modo gráfico, sobrecogedor, a través de un filtro ácido y, en ocasiones, sangrante. Temáticas variadas y un elemento común en todas sus obras: las realidades inquietantes.Una frase escrita en un tren neoyorquino le dejó marcado para siempre: "Solo sé que no puedo parar".

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